Alejandro Garduño.
La tensión entre dos figuras emblemáticas del periodismo deportivo mexicano ha alcanzado un nuevo nivel de confrontación. José Ramón Fernández y David Faitelson, antiguos compañeros de trabajo y protagonistas de una historia laboral conjunta en TV Azteca y ESPN, han hecho públicas una serie de declaraciones que revelan la profunda fractura en su relación profesional y personal.
Todo comenzó con unas polémicas palabras emitidas por José Ramón Fernández durante una transmisión de SportsCenter en ESPN, donde el veterano periodista no se guardó nada. En medio del análisis de los cuartos de final del torneo Clausura 2025 de la Liga MX, Fernández desvió momentáneamente la atención del partido entre Pachuca y América para lanzar duras críticas contra algunos de sus excolegas, entre ellos David Faitelson.
José Ramón lanza la primera piedra: llama “sicario” a su expupilo
Fernández acusó abiertamente a periodistas deportivos de haber recibido favores por parte del Grupo Pachuca, incluyendo costosos viajes internacionales. Sin mencionar directamente a Faitelson por su nombre, las referencias eran lo suficientemente claras como para que no quedaran dudas sobre a quién se refería. Según Fernández, su excompañero habría sido beneficiado con “dos viajes a Europa con todos los gastos cubiertos, en primera clase y acompañado de su esposa”, a cambio de emitir opiniones favorables sobre la organización futbolística.
“El periodismo deportivo ya no existe”, sentenció José Ramón, visiblemente molesto. “Hoy en día hay sicarios profesionales, dizque del periodismo”, dijo tajante, aludiendo al comportamiento de quienes cambian de línea editorial dependiendo del medio para el que trabajan.
“Te mato, te mato, te mato”, remató, criticando que ahora Faitelson sirve a los intereses de Televisa, empresa a la que en el pasado juró nunca pertenecer.
Faitelson responde y saca a relucir temas personales
La respuesta de David Faitelson no se hizo esperar. A través de su cuenta de X (antes Twitter), el ahora comentarista de Televisa se defendió de las acusaciones, admitiendo haber viajado a Oviedo, España, pero aclarando que el viaje fue en calidad de miembro del Salón de la Fama del Futbol, junto con otros colegas del gremio. Además, aseguró haber cubierto personalmente los gastos de su esposa, Irene, y para comprobarlo compartió una imagen de una transferencia bancaria por 70 mil pesos, fechada en 2023, dirigida al Museo del Futbol en Pachuca.
Sin embargo, Faitelson fue más allá de la defensa. En un giro inesperado, señaló que José Ramón Fernández no tiene autoridad moral para hablar del tema, insinuando que existe un conflicto de interés en sus comentarios, dado que su propio hijo estaría involucrado con el grupo al que tanto critica.
“Usted está cegado por una situación personal. No puede ver la corrupción y la ilegalidad en la que opera ese grupo”, escribió, cuestionando la objetividad de quien fuera su mentor.
El punto más álgido llegó cuando Faitelson cuestionó el uso del término “sicario”, calificándolo de irresponsable y peligroso, sobre todo considerando el contexto de violencia que vive México. Pero no se detuvo ahí: lanzó una acusación directa contra Fernández, asegurando que durante sus últimos años en TV Azteca enfrentó serios problemas de adicción a la cocaína.
“Quizá la palabra ‘sicario’ le vino a la mente por aquellos momentos complicados con el consumo de drogas… fue separado de su puesto y enviado a España para intentar recuperarse”, escribió Faitelson con dureza, cerrando con una frase que dejó helados a muchos: “Espero sinceramente que se haya recuperado”.
Una relación rota sin aparente reconciliación
La confrontación entre ambos comunicadores marca uno de los episodios más tensos en la historia reciente del periodismo deportivo nacional. Lo que alguna vez fue una relación de maestro y alumno, se ha convertido ahora en una batalla pública cargada de señalamientos, reproches y viejas heridas.
Para quienes crecieron viendo a este dúo en la pantalla compartiendo análisis, debates y coberturas internacionales, el distanciamiento resulta lamentable. Sin embargo, esta disputa deja en evidencia los conflictos de intereses, la transformación del periodismo deportivo y las rivalidades que, en muchos casos, trascienden las cámaras.