Litzy Guzmán.-
Cada vez más niñas, niños y adolescentes en México están consumiendo crystal, una de las drogas más adictivas y destructivas que existen. Según datos de autoridades de salud, el consumo comienza desde los 10 años, principalmente en contextos de violencia, abandono y pobreza.
El crystal, también conocido como metanfetamina, se presenta en forma de polvo o cristales. Se fuma, inhala o inyecta, y produce una falsa sensación de energía y felicidad que luego se convierte en ansiedad, paranoia y deterioro físico. Esta droga se fabrica con sustancias químicas altamente tóxicas como ácido para baterías, limpiadores industriales y fertilizantes.
En el Centro de Integración Juvenil (CIJ) de Iztapalapa, se atienden cada año a más de 200 menores por adicción al crystal. De hecho, 9 de cada 10 casos están relacionados con esta droga, debido a lo accesible que es y a su bajo costo.
Entre 2019 y 2023, Morelos, junto con estados como Baja California, Jalisco y Sinaloa, reportó un alto número de decomisos de metanfetaminas. Esta tendencia refleja una expansión nacional que pone en riesgo a comunidades enteras.
¿Estamos brindando suficientes oportunidades y espacios seguros para que nuestras infancias vivan libres de drogas como el crystal?