Omar Maldonado
La devoción hacia la Virgen de Guadalupe es evidente en todo México, y el estado de Morelos no es la excepción. En Cuernavaca, su capital, la celebración se vive intensamente con peregrinaciones, misas, mañanitas y espectáculos de juegos pirotécnicos desde ayer y durante las primeras horas de este 12 de diciembre.
El Chapitel del Calvario, donde se encuentra el monumento a la Virgen de Guadalupe, ubicado entre las calles Matamoros y Agustín Güemes, recibe durante dos días a miles de peregrinos que llegan desde diversas comunidades de Cuernavaca.
Dicen que la fe mueve montañas, y un ejemplo de ello es Elisa, quien lleva aproximadamente 50 años visitando la Iglesia del Calvario. Después de asistir a misa en honor a la Virgen, disfruta de antojitos mexicanos, como un tamal de chile guajillo preparado al momento.
"Tiene ya bastantes años que vengo por aquí a ver a nuestra Virgen de Guadalupe, para darle las gracias porque nos ha permitido pasar otro año más", comenta Elisa con emoción.
La tradición indica que niños, niñas y adolescentes suelen vestirse como “inditos e inditas”. Sin embargo, la modernidad y la fotografía digital amenazan con desplazar esta costumbre, como explica Pablo, un fotógrafo que relata cómo antes se utilizaban ponis vivos para las fotografías, pero, por cuestiones de seguridad, ahora se emplean caballos de peluche.
“Muchas veces traíamos animales vivos, pero también es peligroso porque pueden patear a algún niño o morderlo”, menciona Pablo.
En esta celebración no pueden faltar los buñuelos, como los que prepara Socorro Vera Valdez, integrante de una familia con varias generaciones en la elaboración de este tradicional postre.
“Los hacemos con harina y piloncillo, y los acompañamos con miel de piloncillo que lleva tejocote, guayaba y canela. Cuestan 30 pesos”, detalla Socorro mientras atiende a los asistentes.
Este día también es una ocasión para recordar a San Juan Diego, y los mexicanos católicos acostumbran vestir a los niños como “inditos”. Tal es el caso de Héctor, vecino de Santa María Ahuacatitlán, quien llegó acompañado de su esposa y su hija Elia, de dos años, para presentar a la pequeña por segundo año consecutivo ante la "morenita del Tepeyac", luciendo su característica vestimenta.
“Gastamos alrededor de 400 pesos en su traje. Hay muchos fieles católicos que venimos a darle gracias a la Virgen. A mí, en lo personal, me gusta tomarme un tiempo para venir un rato y estar bien con Dios”, comparte Héctor.
La celebración de este día, como cada año, reafirma la comunión entre los fieles católicos y la Virgen de Guadalupe, tal como ocurrió hace 493 años.